En junio de 2017, la Torre Grenfell, un edificio residencial de gran altura en el oeste de Londres, se incendió. Comenzó en la cocina de un apartamento y, en cuestión de minutos, trepó por el exterior del edificio y se propagó por los cuatro costados. Finalmente, ardió durante 60 horas, convirtiéndose en el incendio estructural más mortífero en el Reino Unido desde 1988.
Una de las razones de la propagación mortal del incendio fue el revestimiento combustible que se había instalado durante una renovación de la propiedad en los años anteriores. Consistía en láminas de aluminio unidas a un núcleo central de plástico. El polietileno, muy combustible, prendió rápidamente, provocando una propagación rápida e incontrolable de las llamas por todo el edificio.
Esta tragedia puso de manifiesto una gran preocupación por la normativa de seguridad contra incendios y las normas de construcción, así como por los posibles defectos de construcción. Suscitó un amplio debate sobre la necesidad de mejorar las medidas de seguridad contra incendios, endurecer los códigos de construcción y exigir responsabilidades a los culpables.
Ley de Seguridad en la Edificación
Para mejorar la seguridad estructural y contra incendios en los edificios de gran altura, el gobierno británico estableció la Ley de Seguridad en la Edificación (Building Safety Act), una legislación exhaustiva que instituye un marco sólido para la seguridad en la edificación, creando responsabilidades más claras para quienes intervienen en la construcción y gestión de edificios.
La Ley introduce un nuevo organismo regulador de la seguridad en la construcción, encargado de supervisar y hacer cumplir normas de seguridad más estrictas a lo largo de todo el ciclo de vida de un edificio, desde su diseño hasta su ocupación. La Ley también ordena el desarrollo de una base de datos digital de información sobre edificios y sanciones más severas para quienes incumplan las normas de seguridad. Por lo que respecta a los riesgos para la vida, la Ley amplía los plazos de prescripción a 30 años retrospectivamente y 15 años prospectivamente.
Además, la ley establece normas más estrictas sobre las inspecciones y el mantenimiento de los edificios. Las normas de construcción revisadas incluyen la prohibición del uso de materiales combustibles en las paredes exteriores de los edificios de gran altura. Estos son componentes clave de los esfuerzos normativos para prevenir incidentes similares y garantizar la seguridad de los residentes.
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